- En escenarios internacionales, la cadena de valor del cacao colombiano reafirma su compromiso frente a la deforestación.
Bruselas, Bélgica, 27 de octubre de 2022. Esta semana, la Fundación Mundial del Cacao desarrolló en Bélgica su encuentro de asociados de 2022 para tratar, entre otros temas, los desafíos del cultivo de este fruto frente a la deforestación. El evento convocó a líderes de Latinoamérica, África, Estados Unidos y Europa alrededor de las actuales posibilidades del cacao como una alternativa productiva sostenible cada vez más atractiva a los mercados internacionales.
Colombia fue invitada a este evento por la iniciativa Cacao, Bosques y Paz, que busca, precisamente, promover modelos productivos de cacao cero-deforestación que favorezcan la protección y la restauración de los ecosistemas y bosques asociados a la cadena de valor. En representación del país estuvieron la organización Alisos, Compañía Nacional de Chocolate, Luker y Carolina Sarria, productora de cacao del departamento de Caquetá.
De acuerdo con Wendy Arenas, directora de Alisos, “las grandes industrias chocolateras de Europea y Norteamérica han sido muy dinámicas y a lo largo de su historia han transformado y consumido cacao africano proveniente de Ghana y de Costa de Marfil. No obstante, con la presencia de países como Colombia y demás actores de la cadena global, se evidenciaron las posibilidades y el alcance de cacaos de otras proveniencias”.
El protagonismo de Colombia quedó expuesto con el impacto positivo que un cacao en arreglos agroforestales puede tener para restaurar áreas degradadas y forestales en la Amazonía colombiana, peruana y brasilera. Además, con la participación de Martin Short, presidente de World Cocoa Foundation y otros actores sostenibles que han empezado a entender el potencial cacaotero de Colombia, se abordó el tema de los acuerdos de cacao en los bosques amazónicos.
Colombia y Latinoamérica han aparecido en el mapa de grandes industrias del chocolate, haciendo énfasis en la importancia de un cacao que preserve la Amazonía y sus bosques. “Tanto para el caso Africano, como para el caso Latinoaméricano, es fundamental que los mercados reconozcan el valor agregado de un cacao sostenible, comprometido con el cuidado del medio ambiente”, concluye Arenas.